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5 de junio, día del ambiente
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5 de junio, día del ambiente |
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Por Mario Valls |
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El despertar de la conciencia ambiental que se produjo en la década del 60 indujo a la ONU a tomar cartas en el asunto. Por la trascendencia de los problemas a dilucidar decidió hacerlo en una conferencia especializada (19), que finalmente se celebró en Estocolmo entre el 5 y el 16/6/1972. Como
la iniciativa estaba impregnada de la visión que tenían del
problema ambiental los sectores que la prohijaban,
fuertemente influenciada por el estudio que el Club de Roma
encargara al MIT, Los límites al crecimiento, cabía
esperar que propusiese una limitación del desarrollo de los
países que lo buscaban con ansiedad o bien una transferencia
hacia ellos de actividades que dañaran el ambiente. 1.
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente
Humano (Estocolmo, 1972) 1.1.
Preparación de la Conferencia. Su acondicionamiento por la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) Para
dar a los países en desarrollo una oportunidad de defender
su vocación de desarrollista frente a la tendencia a
limitarlo que se insinuaba, la Asamblea General de las
Naciones Unidas dispuso realizar cuatro reuniones regionales
preparatorias con miras a conciliar las políticas nacionales
relativas al medio ambiente con los planes de desarrollo
(Resolución 2657 XXV AG, 7/12/1970). La correspondiente al
área latinoamericana consistió en un seminario celebrado en
México del 6 al 11/9/1971. Las otras se hicieron en Founex,
Bangkok y Addis Abeba. La
Cepal actuó como coorganizadora del seminario, lo que
permitió imprimirle sus puntos de vista sobre la integración
de la variable ambiental al desarrollo (Seminario Regional
Latinoamericano sobre los Problemas del Medio Ambiente Humano
y el Desarrollo, México DF, del 6 al 11/9/1971,
ST/ECLA/Conf. 40, L. 5, Rev. 1, 28/10/1971, p. 28.158 Mario
F. Valls). Las conclusiones del seminario fueron, en síntesis: a)
los problemas ambientales de los países en desarrollo son más,
mayores y más graves que los que aquejan a los
desarrollados, que fueron los impulsores de la conferencia; b)
para resolver los problemas ambientales de América latina es
necesario mantener un proceso de desarrollo acelerado. En
consecuencia, corresponde fijar también metas ambientales a
cada etapa del desarrollo; c)
es necesario incorporar consideraciones ambientales a la
planificación del desarrollo económico y social, pero
evitando la adopción de criterios y normas de conservación
de países avanzados que puedan resultar inadaptables y
generar un costo social desproporcionado; d)
debe evitarse que normas ambientales inadecuadas o mal
aplicadas puedan oponer obstáculos adicionales a las
corrientes internacionales de financiamiento del desarrollo. El
seminario puso de relieve el temor de los abanderados del
desarrollo económico y social de que los avances en materia
ambiental pudieran constituir un obstáculo adicional a ese
desarrollo tan esperado. La reacción de la Cepal acotó las
expectativas del ambientalismo ingenuo, pero dio a la
propuesta ambiental internacional el cariz económico y
realista que antes no tenía. Las definiciones similares que
surgieron de las reuniones de otras comisiones regionales
evidenciaron que estaban poco dispuestas a ceder posiciones a
favor del ambiente. En conclusión, auspiciaron lo que luego
se llamaría desarrollo sostenible. La
Conferencia no formuló ni esbozó propuesta jurídica
concreta alguna para ir mitigando los angustiantes problemas
ambientales que justificaban la convocatoria. Las
deliberaciones desdeñaron la rica experiencia jurídica de
América latina en materia ambiental, que era muy diferente
de la del mundo desarrollado. Ese desdén por los aspectos
jurídicos del ambiente explicó la falta de sustento jurídico
de las recomendaciones que finalmente emitiría la
Conferencia, sus generalizaciones y abstracciones. 1.2.
Desarrollo de la Conferencia La
declaración que emitió la Conferencia incluye todo el
ambiente y sus elementos, las relaciones recíprocas entre la
población, los recursos naturales, el desarrollo y el
ambiente y tanto los problemas que afrontan los Estados
desarrollados como aquellos que no lo son. Considera
a la humanidad como el bien más preciado de la Tierra,
reconoce al hombre individualmente el derecho a condiciones
de vida en un medio ambiente que le permita vivir con
dignidad y bienestar y le impone el correlativo deber de
protegerlo y mejorarlo. Sienta
el principio de que debe promoverse el desarrollo económico
sin afectar la capacidad del planeta para producir recursos
naturales para la generación presente y las venideras, que
es lo que luego se denominó desarrollo sostenible. Declara
que los recursos naturales deben aprovecharse racionalmente y
ponerse fin a los graves perjuicios que su explotación
excesiva e irracional y los residuos causan en los
ecosistemas. 1.3.
Resultados de la Conferencia Anteriormente,
la comunidad internacional había afrontado problemas de la
magnitud del hambre, la educación, la salud y las finanzas
internacionales, por lo que creó organismos especializados
que funcionan dentro del sistema de las Naciones Unidas (FAO,
Unesco, Organización Mundial de la Salud [OMS], Fondo
Monetario Internacional [FMI]). Antes de Estocolmo, la
importancia y la proyección internacional del problema
ambiental habían alentado la expectativa de que se crease
una organización especializada con personalidad propia,
abundantes fondos y personal especializado. Pero no fue así,
sino que solamente se fortaleció el Pnuma preexistente (Véase
www.unep.org/.),
cuya secretaría ejecutiva funciona en Nairobi, Kenia (23). Las
Naciones Unidas ya habían hecho algo parecido con su muy
bien dotado y elogiado Programa para el Desarrollo (PNUD),
organizado y operando desde su sede central de Nueva York. Si
se los compara, el PNUD aventaja al Pnuma por su mayor dotación
de fondos, por estar adosado a la propia sede y al centro del
poder mundial y porque el desarrollo que promueve genera
beneficios económicos más ostensibles e inmediatos que los
ambientales que promueve el Pnuma. Este
programa para el medio ambiente, como la mayoría de los
organismos del sistema de las Naciones Unidas, recoge
información, la procesa, ejecuta un estudio y proyecto y
formula recomendaciones. A
pesar de las desventajas señaladas, la perseverancia y la
responsabilidad con las que desarrolla su acción, le han
permitido al Pnuma promover acuerdos y crear paneles de
trabajo para afrontar, a nivel internacional, muchos de los
problemas del medio ambiente, como el de la capa de ozono, el
del cambio climático, el de las especies en extinción, el
de la diversidad y la seguridad biológicas, el de los
residuos y el de los contaminantes persistentes. Sus
recomendaciones generan normas jurídicas que van tejiendo un
vasto cuerpo jurídico internacional, pero desordenado y
confuso. Un tema jurídico en el que ha volcado su inquietud
en los últimos años es la desobediencia generalizada de las
normas jurídicas ambientales que se registra en todo el
mundo. Algo
similar ocurre con las recomendaciones del Pnuma. Los
gobiernos no siempre las siguen porque el programa no puede
aplicarles castigos ni otro estímulo que su aprobación o
reprobación. El
enfoque parcial de la acción que desarrolla el sistema de
las Naciones Unidas, dificulta el despliegue de una acción
integrada que contemple variables múltiples. 2.
De Estocolmo a Río de Janeiro, veinte años después Fue
tan criticado el financiamiento por parte de organismos
intenacionales de proyectos que no contemplaban adecuadamente
el ambiente que el Congreso de los Estados Unidos ordenó a
los directores que representan a ese país orientar la acción
de tales organismos hacia proyectos que contemplen
adecuadamente el ambiente bajo apercibimiento de incurrir en
responsabilidad personal (ley del 19/12/1985). La
lentitud del sistema de las Naciones Unidas en imponer una
buena conducta ambiental frente al estímulo de valores
contrarios al ambiente de las de sus organizaciones que
la integran reflejó el poco interés de los países miembro
en afrontar los cambios en materia ambiental que se
vislumbraban como convenientes en momentos en que la Guerra
Fría se estaba definiendo. Ante
la observación generalizada de esa lentitud, a los diez años
de la Conferencia de Estocolmo, la Unión Internacional para
la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales
(UICN) proyectó e indujo a la Asamblea General de las
Naciones Unidas a sancionar la Carta Mundial de la Naturaleza
(Resolución 37/7 del 28/10/1982.) con un definido cariz
conservacionista. Por
el otro lado, la idea de aglutinar el desarrollo con la
preservación ambiental que se venía abriendo paso en los
seminarios preliminares, preparatorios de la Conferencia de
Estocolmo, sin plasmar en medidas efectivas, como se acaba de
explicar, fue retomada por la Comisión Mundial del Medio
Ambiente de las Naciones Unidas (Comisión Brundtland) en el
informe conocido como “Nuestro futuro común” (Aprobado
por las resolución AG42/186 y 42/187 de la ONU.), que
perfeccionó el concepto y lo postuló como el objetivo de
una nueva conferencia. El
fin de la Guerra Fría generó la ilusión de que la liberación
de las inversiones en materia de defensa permitiría afrontar
el problema ambiental con mayor holgura económica. Con
esa ilusión se convocó la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Ambiente y Desarrollo que se celebró en Río de
Janeiro entre el 3 y el 14/6/1992, o sea veinte años después
de la de Estocolmo. 3.
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y
Desarrollo (Río de Janeiro, 1992) En
la nueva conferencia se celebró una Convención sobre
diversidad biológica, otra sobre cambio climático (26), se
emitió una Declaración de Principios Relativos a los
Bosques y se aprobó la Agenda 21 que es un Programa de Acción
a cumplir por toda la humanidad. Finalmente,
en vez de la Carta de la Tierra que se había proyectado
sancionar, se emitió la más modesta “Declaración de Río
sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo”, que constituye
una fuente, que no pretende ser obligatoria, del derecho
ambiental. Su
leit motiv fue que la protección del medio ambiente
debía constituir parte integrante del proceso de desarrollo
(principio 4). Reitera
la Declaración de Estocolmo y agrega nuevos principios. Por
ejemplo, reconoce a los Estados el derecho soberano de
aprovechar sus propios recursos según sus propias políticas
ambientales y de desarrollo, pero condiciona ese derecho a: a)
que no se cause daño al medio ambiente de otros Estados ni a
regiones que estén fuera de sus fronteras (principio 2); b)
que se ejerza en forma tal que responda equitativamente a las
necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones
presentes y futuras (principio 3). Exhorta
a los Estados a: a)
reducir y eliminar modalidades de producción y consumo no
sostenibles y fomentar políticas demográficas adecuadas
(principio 8); b)
evitar que las medidas de política comercial con fines ecológicos
constituyan una restricción velada al comercio internacional
(principio 12); c)
evitar movimientos transfronterizos de actividades y
sustancias que pongan en peligro el medio ambiente (principio
14); d)
promover la internalización de los costos ambientales y las
prácticas contables que reflejen adecuadamente los costos
ambientales de la actividad humana como, asimismo, el activo
y el pasivo ambiental de cada Nación (principio 16), lo que
se interpreta como una aceptación del principio
contaminador-pagador; e)
proporcionar la información pertinente y notificar
previamente y en forma oportuna a los Estados que
posiblemente resulten afectados por actividades que puedan
tener considerables efectos ambientales transfronterizos
adversos y celebrar consultas con esos Estados en una fecha
temprana y de buena fe (principio 19), lo que acepta el
principio de la consulta previa que tanto resistió el Brasil
en la Conferencia de Estocolmo de 1972 y en su secuela. Adhiere
al criterio de precaución conforme a sus capacidades en
virtud del cual la incertidumbre científica absoluta no
excusa la postergación de medidas para evitar la degradación
ambiental (principio 15). Recomienda
incorporar la evaluación del impacto ambiental al derecho
interno (principio 17). 4.
Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
Desarrollo Sostenible (Johannesburgo, 2002) Una
nueva Conferencia de las Naciones Unidas, ya no sobre
ambiente sino sobre desarrollo sostenible, se celebró en
Johannesburgo en 2002. Lamento
la pobreza, critica los actuales modelos de producción y
consumo y el deterioro continuo del ambiente. Comprometía a
los signatarios a: a)
la asociación constructiva, para el cambio y para el logro
de la meta común del desarrollo sostenible; b)
aumentar el acceso a requerimientos básicos, tales como agua
limpia, saneamiento, vivienda adecuada, energía, salud pública,
seguridad alimentaria y protección de la biodiversidad; c)
luchar contra las condiciones mundiales que presentan severas
amenazas al desarrollo sostenible, entre ellas, el hambre crónico,
la desnutrición, la ocupación extranjera, los conflictos
armados, los problemas de drogas ilícitas, el crimen
organizado, la corrupción, los desastres naturales, el tráfico
ilícito de armas, el tráfico de personas, el terrorismo, la
intolerancia y la incitación al odio racial, étnico,
religioso y de otros tipos, la xenofobia y las enfermedades
endémicas, transmisibles y crónicas, en particular el sida,
la malaria y la tuberculosis. Propuso: a)
alianzas y agrupaciones regionales más fuertes; b)
el multilateralismo; c)
el liderazgo de las Naciones Unidas. 5.
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo
Sostenible (CNUDS) Río+20 (Río de Janeiro, 2012) La
Asamblea General de las Naciones Unidas dispuso celebrar la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre
el Desarrollo Sostenible Río+20 en el contexto del
desarrollo sostenible, de la erradicación de la pobreza y en
el marco institucional para el desarrollo sostenible
con miras a integrar de manera equilibrada el
desarrollo económico, el desarrollo social y la
protección del medio ambiente como pilares interdependientes
del desarrollo sostenible que se refuerzan mutuamente. Proclamó
le necesidad de hacer verde una economía que consideró que
era de color marrón. La
Declaración de la
Conferencia
de Río + 20 marcó la necesidad de seguir avanzando en el
proceso individual, nacional e internacional hacia una mejor
gestión del ambiente. Auspició una buena conducta ambiental
individual y conjunta a nivel planetario pero dejó a los órganos
competentes acoger la exhortación.- En
la Conferencia algunos países propugnaron la fusión de
instituciones, la formación de una organización mundial única
o la incorporación de la Comisión sobre el Desarrollo
Sostenible a un Consejo Económico y Social ampliado, con un
mandato más fuerte para promover el desarrollo sostenible en
todo el sistema de las Naciones Unidas, incluidos el BIRF y
el FMI. El
país anfitrión Brasil, pidió el fortalecimiento del
Consejo Económico y Social como un foro eficaz para las
deliberaciones multilaterales sobre temas económicos y
sociales, con un enfoque de desarrollo sostenible. Una
propuesta no gubernamental fue crear un tribunal
internacional para el medio ambiente (Informe coordinado por
la CEPAL: La sostenibilidad del desarrollo a 20 años de la
Cumbre para la Tierra: Avances, brechas y lineamientos estratégicos
para América Latina y el Caribe (Fuente: http://icecoalition.com/wp-content/uploads/2011/11/ICE-Contribution-to-final-joint-narrative.pdf
http://www.stakeholderforum.org/fileadmin/files/Item%203.
http://www.eclac.cl/rio20/noticias/paginas/5/43755/2011-564_Rio+20-Sintesis-WEB.pdf).
Finalmente
la Conferencia simplemente recomendó asegurar una coordinación
efectiva entre diferentes organismos y organizaciones
mundiales para el medio ambiente. Acogiendo
parcialmente la recomendación, la Resolución A/67/784 de la
Asamblea General de las Naciones Unidas (United Nations
A/67/784 General Assembly Distr.: General 7 March 2013)
tomada a instancia de la Resolución 62/208 del propio
Consejo de Gobierno del PNUMA le cambió el nombre pero no
las funciones. Veremos si el órgano hace a las
funciones. El
23 de junio del 2014 se inició en Nairobi la
primera Asamblea de Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(UNEA) con la participación de unos 1.300 representantes
provenientes de 160 países. (La Asamblea
Ambiental de las Naciones Unidas está funcionando, Por
Mario Valls (elDial.com
- DC1A63),
publicado el 07/05/2013. La
segunda sesión de (UNEA-2), que concluyó el 27
de mayo del 2016 comenzó la preparación de la Agenda
2030 para el Desarrollo Sostenible. Trató
temas como el comercio ilegal de vida silvestre, los métodos
de pesca destructivos y el calentamiento de los océanos.
Además de la producción y desperdicios de alimentos, que
sobrepasa cada año las 1,3 millones de toneladas desechadas. A
ello se suma el capital natural del mundo, la oferta de China
para construir una eco-civilización; el índice nacional de
la felicidad de Bután y la economía circular de Alemania. La
cita culminó, con un acuerdo sobre las resoluciones
presentadas por los Estados Miembros para hacer frente a los
desafíos ambientales críticos que enfrenta el mundo, que
está en vías de publicación. |
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